miércoles, 3 de septiembre de 2014

LA ORACIÓN DE UN PEDIATRA , Dr. Osvaldo Di Ció. Buenos Aires, Argentina.





“La oración de un Pediatra”.

por el Dr. Osvaldo Juan Di Ció, Médico Pediatra y Docente Universitario.

                          Uruguay 1143. 6º Piso “C” (C1016ACC) Buenos Aires, Argentina
Tel. (54-11) 4812-4303 y rotat. Tel.. Cel.. 15-4972-6555



Texto completo, parte integrante del Audiovisual creado por el Médico Especialista en Pediatría y Adolescencia, Dr. Osvaldo Juan Di Ció, estrenado el lunes 27 de noviembre de 1972 en el Auditórium Abbott de Buenos Aires Argentina, como broche a su Conferencia sobre “Normatización de Vacunas” , invitado a disertar por la Asociación Médico-Cultural Argentina, quien así cerró el Ciclo de Disertaciones Científicas correspondientes al año Académico 1972.




Al iniciar este nuevo día, te agradezco Señor que me hayas iluminado desde siempre en la elección, sin vacilaciones, de mi profesión la que no cambiaría por ninguna otra y  que es lo que más me gusta en el mundo.   Te pido que los padres de los niños que hoy asista y que todos los padres de los niños enfermos, puedan comprar los medicamentos necesarios para ayudar a sanar a sus hijos; que sus ingresos les alcancen para que puedan comer dos veces por día: me angustia sobremanera la cantidad de hogares en los que ya no se hace el almuerzo ni para los niños, y en los que se come por las noches un único plato de comida pues el presupuesto no da para más, aún trabajando horas extras.

Te pido que los papás puedan estar más tiempo en sus casas junto a sus hijos, que así convivan y gocen la niñez cada día más breve de ellos y con ellos jugar; que cada día haya menos padres angustiados por la falta de trabajo y de dinero, cosas éstas que cuando escasean en el hogar, llevan a la discordia, al descontento, a las peleas, desencuentros y separaciones con irreparables daños para sus hijos, espectadores obligados e impotentes.

Te pido Señor que no se borre de los ojos y de los labios de los  niños la sonrisa, que tengan ropa para vestirse, calzado, comprensión; que ese sol hermoso, capaz de madurar nuestras viñas – las mejores del mundo – no los flagele deshidratándolos y castigándolos con la muerte, encresponándonos año tras año, invariablemente, con un índice de mortalidad infantil avergonzante, escupitajo al rostro de palpable vigencia, dirigido a los que ya, maduros, integramos esta comunidad.

Te pido también por todos los niños del mundo: los que padecen guerras, hambre, epidemias; los que ven sufrir, torturar y morir a sus padres y hermanos; quisiera ser  ¡oh Dios! un Apóstol titánico en mi profesión...

Te pido Señor, que mis hijos puedan seguir estudiando merced a mis cotidianos esfuerzos; que el sueño reparador, tranquilo, no les falte ninguna noche de sus vidas; que alejes de mí la inseguridad en mis fuerzas y el temor al fracaso; que me des, como hasta ahora, salud, salud y trabajo para continuar educándolos  y así formarlos útiles para nuestro país; te pido que permitas que yo esté siempre en casa por las noches, para cubrirlos si hace frío y que los pueda mirar así... largo rato... ya dormidos, y en esa serenidad besarlos suavemente, sintiendo que en esos besos te beso a Ti  y a todos esos niños a mi cuidado, que día a día puedo en sus males aliviar...



Te pido Dios mío, alientes siempre el derecho a la ilusión de todos los niños; que fortalezcas el trabajo para mí  y para todos los hombres, que nunca nos preocupe la casa en donde vivir; que no haya más niños por las noches mendigando y que durante el día puedan recibir educación  y jugar e ignorar lo que es masticar la venganza social; que no sufran el abandono en un hospital, que a su lado estén siempre madres que los cuiden, los bañen y lleven a sus bocas comida,  ofrecida con paciencia y amor...

Te pido existan más y más enfermeras dedicadas a la atención en nuestros hospitales; que se las respete, capacite y remunere como merecen por su dedicación; que los niños que asisto, hermanos en el dolor, mañana, ya hombres o mujeres, no se enfrenten ni se odien: que se amen y convivan como hoy lo hacen mientras juegan, sufren o estudian...

Te pido ¡oh Señor! me des Paz, mucha Paz y serenidad de espíritu para bien aconsejar a las familias tan atribuladas y cargadas de angustias. Que siempre tenga a punto la palabra exacta y el pensamiento oportuno para aconsejarle la unión y el amor; que quienes me busquen encuentren siempre en mí  lo que necesitan para el bien de sus matrimonios y el de sus hijos; que seamos escuchados y apoyados por quienes gobiernan nuestro querido país en nuestro capacitado e idóneo asesoramiento para bien de los niños, futuro de nuestra patria y así lograr: adecuada asistencia pediátrica y  mayor número da camas hospitalarias, sana y abundante alimentación, humanizar cada día más nuestros hospitales de niños, perfeccionarnos y actualizarnos en terapias y prácticas, evitando así minusvalías y abreviando padecimientos a tantos pequeños rehabilitados o signados por el dolor.

Te pido por aquella débil niñita, de expresiva, triste y profunda mirada, que conocí junto a sus  hermanitos, que recordaré siempre, habitantes de la polvorienta Humahuaca, ...qué será de ellos...   ...qué harán ahora...  crezcan todos sanos física y moralmente junto a otros tantos  niños como ellos de nuestra patria; que sus padres tengan siempre trabajo y por el mismo se les remunere justamente, solo con lo cual tendrán alimentos, salud, educación y vivienda.

Que aquella niñita sin zapatos, andrajosamente vestida, - la que en Tucumán – casi sin masticar y con ojos lagrimosos aceptó el alimento que le di: - su única comida del día -  esté bien.

Te pido por todos los niños, en particular por los que sufren; sabes Tú lo que sentimos los Pediatras dentro nuestro, cuando estamos al lado de un niño que sufre dolor y miseria en la cama del hospital; a veces nos miramos no más, solo nos miramos... como traspasándonos así, serios, callados, el dolor y la carga de un universo doliente incapaces a veces de aliviar.

Señor, que sobre la ola de egoísmos y separaciones que nos rodean úneme a Ti a través de todos estos niños y niñas para los cuales me capacito y vivo. Permite, por favor, que aquellos a quienes anoche y ayer asistí y consolé con mi cariño, los halle hoy mucho mejor y que sonrientes – con esa sonrisa que al percibirla – escuche Tu voz  en mi interior decirme:  “...nada malo puede tener ya al sonreírte así Osvaldo...”

Señor, hazme cada día más bueno; permanentemente ilumina a mi querida esposa Alicia, sacrificada y siempre postergada compañera para que, como lo hace desde nuestro noviazgo – al comienzo de mis estudios – continúe siempre a mi lado en este sacerdocio que he abrazado; permíteme prevenir males y enfermedades,  alejar el dolor de los niños, evitarles accidentes impidiendo así que se lesionen inocentes criaturas.    

Mantén siempre en mí viva la llama de la infancia; que ella en mi vejez alumbre a quienes me sucedan; te pido Paz para mis Padres que con tanto amor y sacrificio todo lo hicieran para que yo sea así; te pido Señor, llenes de humildad mis actos; permite que haga mi labor con placer y estimulado por el amor al prójimo; que sea capaz de trocar: lágrimas en sonrisas, temor en tranquilidad...


Por último, te pido Dios mío, permitas que mis hijos: sanos, fuertes y estudiosos, con mi ayuda, cariño y ejemplo amen como yo mi profesión y por sus voluntades sean capaces de abrazarla y que tal cosa me permitas ver. De no ser así... ilumínalos Señor, para que, claramente orientados en sus vocaciones resulten felices, capaces y útiles a los demás...     

                                                                                                             AMEN. 
DR. OSVALDO JUAN  DI CIÓ
MEDICO PEDIATRA
MATR. NACIONAL 26. 538

                                                                                          Creada en noviembre de 1972

                                                     Transcripción  realizada el lunes 26 de mayo de 2007.
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                                              35ª, reimpresión,   miércoles 17 de noviembre de 2012.
                           36ª reimpresión con motivo de los 50 años de Médico, 1953-2013.


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